La sensación de avanzar se hace rutina
dormido silente en ti;
despierto aullando en el nosotros.
Nunca el final existe y remar es verso de carne y risa.
Todo en tus ojos es hoy, el mañana.
Todo en tu voz es mi paisaje,
el que contemplo y devoro en tu presencia constante
como el poeta, más allá de la muerte.
Te recuerdo que te advierto,
al escuchar una canción,
al ver a un niño correr,
al desnudarme y al vestirme,
al abrir un caramelo,
al frotarme las mejillas,
al quitarme los zapatos,
al saludar y al callar.
Te recuerdo que te advierto
en cada pestañear inconsciente.