Encalló el barco de lo que viene,
murió entre rocas la vista del horizonte,
y costados en la almohada de la infancia,
preguntamos qué nos queda,
pues todos somos niños
Qué vamos a hacer si mirando en redondo todo es agua abatida,
metales sin retorno,
la daga certera del valor quedó maltrecha y oxidada y los batallones que lanzamos al viento fueron vencidos en la desesperanza.
Nada flota en la mirada y hay que volver al recuerdo,
pura vida remisa,
todo es grito y nada es palabra.
Tú, que llegaste como un torbellino y arrasaste con todos los mares,
ahora me ves caer sin aurora que salva el día y la noche,
esa en la que me amaste sin cadenas como un frío que destroza sin dejar más calor que el que ya se ha ido,
que el que fue y ya no será.