Visado que rompe el tiempo
que me lleva al futuro de lo que es recuerdo.
y en todas las noches tendré,
la presencia de los que se fueron.
Un día cualquiera de invierno,
de otoño o de mal verano,
seguís habitando en mis muelles arcanos,
en la insolencia inexplicable del camino que transito.
Ellos, ya no son cuerpo pero son tristeza,
son alegría, son consejos, son devaneos.
Yo los sostengo entre las vigas del sentimiento
como nostalgia que arranco a la muerte,
por eso ahora os plasmo de ingrata tinta
aunque no sepa explicar mis lamentos
por teneros tan cerca y tan lejos,
gritos mudos que aúllan incandescentes
en las tardes de lluvia azarosa.
Sin pensarlo, pienso en vosotros.